Durante la pandemia los bares sufrieron porque tuvieron que cerrar. Eso les privó de toda fuente de ingresos que Heineken palió de alguna manera con una original idea. El presupuesto que la marca dedicaba a su publicidad exterior fue a parar a los mismos bares, en concreto a las persianas de los bares, que al estar cerrados las tenían todos bajadas. Bien por Publicis Italia y por Heineken.